
Luego de casi 40 minutos de espera y subiendo y bajando del primer al segundo piso del municipio y viceversa, se logró el tan esperado permiso para ingresar al inacabado templo parroquial de Santiago Apóstol, o como se conoce popularmente, "Las Ruinas".
Al ingreso fue sorprendente ver ese hermoso verdor en lo que parece ser más un jardín, que una reliquia. Mientras dos jardineros trabajaban en el mantenimiento del inmueble, Noro-M, empezaba contar su historia de vida.
El es Cesar Mora Alfaro, pero aquí parece haber un error de nomenclatura, ya que para muchos es el Noro-M. Un joven de 29 años, vive en Turrialba y hoy disfruta del otro lado del sol.
Con sus gafas oscuras, camiseta naranja, jeans y tenis, Noro-M, nos abrió su corazón y nos contó la historia que ha marcado para siempre el hombre que es hoy.
"Nosotros crecimos y hemos vivido toda la vida en un barrio de Turrialba que se llama El Mora. Allí nací, allí me crie". Cuenta Cesar.
Como el tercero de seis hermanos le tocó pasar necesidades, producto de padres luchadores pero sin estudió. Algo que como lo comenta César les afectó mucho.
"Mi papa consumía alcohol y también otras sustancias". Esto llevaba a que la plata que se ganaba se terminara gastando en licor y en sus cosas, explica Noro-M.
Un niño con problemas de aceptación y con serios rasgos de inferioridad fue el que cruzó la escuela y que al llegar a la edad de los 12 años no quiso seguir estudiando, ni tampoco trabajar.
Fue allí donde ese adolescente carente de amor encontró la aceptación en amigos que lo trataban bien pero había que tenían un problema, muchos de ellos consumían y traficaban droga. César, durante unos segundos seca sus lágrimas que empezaban a brotar.
El cuenta como empezó a consumir droga por rebeldía hacia sus padres, ya que ellos no aprobaban las compañías que él frecuentaba. Siendo así como poco a poco se le abrió las puertas a un lado de la vida donde el sol no calienta igual.
Hasta el punto donde ya siendo adicto tuvo que comenzar a robar. Primeramente a su propia familia, hasta que luego de un tiempo su madre se cansó y lo hechó de la casa.
"Desperdicie 12 años de mi vida, 12 años en la calle. Yo era un indigente de esos que cuando la gente me veía se cruzaba de acera. Fuera por lastima, por asco o por miedo". Explica César.
No obstante, su vida vio la luz. La voz de Dios llegó a su puerta por medio de personas que le decían -tú vales mucho, eres especial-. Fue en ese momento cuando decidió darse una oportunidad e iniciar el cambio.
“Fue muy difícil, lloré muchas veces por que el cuerpo me pedía la dosis, pero así como buscaba la droga y la calle, comencé a buscar de Dios, de su presencia, su palabra”.
Cinco años han pasado, y todo en la vida de César ha cambiado. Hoy se dedica a la música, trabajo que ama y que usa como instrumento para hablarles a otros del amor de Dios.
Noro-M, es su nombre artístico, con el cual interpreta ritmos como Dance Hall, Hip-hop y R&B y con los cuales suena por toda América latina.
"No te rindas, si te caes una vez, levántate. Si te caes dos veces, levántate. Si siete veces te caes, siete veces levántate. Vale la pena, Dios tiene un propósito con tu vida". Es el consejo que Noro-M, tiene para quienes como él quieren ver de nuevo la vida desde el otro lado del sol.



Noro M, de las drogas a la vida
Julio Villegas
El día apenas iniciaba y una mañana nublada era la telonera de una jornada periodística en tierra brumosa, Cartago, ciudad fundada en 1563 por el conquistador español Juan Vázquez de Coronado.
Pero no, hoy no es un día para conocer la muy rica historia cartaga sino el motivo es otro.